Una reflexión de nuestra consultora, Adela Conde, sobre las nuevas oportunidades y los nuevos modos de vida dentro y fuera de las ciudades.
Desde mediados de 2021 la llamada Gran Dimisión ponía en jaque a los EE UU, ya que 4 millones de trabajadores dejaron sus puestos, por mejores ofertas laborales y en lugares elegidos por ellos, en parte debido al éxodo de la ciudad al campo vivido por la pandemia y en parte a una mayor flexibilidad cultural respecto al «trabajo». Esto hace que, inevitablemente, esos puestos antes ocupados queden vacantes.
Esto no solo ha ocurrido en EE UU y numerosos países se encuentran ante falta de personal cualificado y no cualificado, por eso los gobiernos de Alemania, Canadá y Australia ya se han puesto a trabajar en la manera de agilizar la llegada de inmigrantes que puedan cubrir estas oportunidades laborales que han quedado vacantes.
Por ejemplo y según El Economista
Australia ha relajado la entrada de ciudadanos de países como Singapur, Corea del Sur, Nueva Zelanda o Japón. El país espera recibir más de 200.000 extranjeros.
En Alemania necesitan 400.000 extranjeros por año.
Canadá ha abierto la puerta a 401.000 extranjeros, la cifra más alta de la historia, más del doble que el año anterior.
Sin embargo, esto no está sucediendo en España e incluso los datos de bajas voluntarias son inferiores a períodos pre-pandemia. Esto nos habla de las disfunciones de nuestro mercado de trabajo.
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