Conclusión del artículo cuya primera parte fue publicada anteriormente. En la primera parte expliqué que, a pesar de la idea de que es obligatorio traducir el sitio web de la empresa a cuantos idiomas haya oportunidad, lo cierto es que la internacionalización del sitio web debe ser una cuestión estratégica que debe ir más allá de su traducción, comprendiendo la generación de contenido valioso para los clientes en cada mercado internacional, haciendo la web local en cada país.
Como empecé diciendo «Todo se reduce a acceder (o no) de manera adecuada a tu público objetivo», y es que pensar que «la traducción al idioma B de la web A para un mercado B» va a funcionar es mucho optimismo. Actualmente el marketing de contenidos se impone como tendencia, y tanto la parte más técnica (posicionamiento) como la más soft (relevancia de contenidos, engagement, etc.) aconsejan una web propia para cada mercado/país. Creo que los expertos en internacionalización y en posicionamiento web deberían hablar más entre ellos, ambos tienen la clave pero parece que aún por separado.
Está claro que disponer de varias webs es un quebradero de cabeza, pero también lo es tener expatriados, oficinas en el exterior, acuerdos de colaboración, facturas en otra divisa, catálogos con otras unidades de peso y medidas, etc. Hay más políticas de contenidos, gestores web, dominios, servicios, contraseñas… y también más beneficios. Sólo la diferencia horaria, la adaptación lingüística, los códigos culturales sobre imágenes, diseño, engagement o el conocimiento real del mercado justifica esta decisión.
Aun así, si finalmente optas por traducir tu web hay al menos dos puntos que no hay que olvidar: idiomas y calidad de la traducción.
¿Cuántos idiomas? El mejor principio es traducir tu web sólo a aquellos idiomas en los que seas capaz de generar contenido dinámico (noticias, agenda, eventos, etc.) de manera estable. Traducir sólo la parte estática de tu web es centrarte en los contenidos que tienen menor capacidad de generar tráfico. El contenido estático queda pronto sepultado por los buscadores, así que traducir sólo esa parte es mucho menos valioso que generar contenido dinámico en otro idioma.
Que no te asuste traducir sólo inglés. Se calcula que cerca del 60% de los contenidos de internet están en inglés, lo que confirma que entre todos lo hemos aceptado como idioma vehicular para los negocios vía web.
Por supuesto, huye de los traductores automáticos, amigos, familiares y parientes… o cualquier de sus combinaciones. Busca empresas de traducción o profesionales en el mercado de destino: no se trata de alcanzar un nivel básico de comprensión, se trata de negociar. Además, las palabras que definas son claves para tu éxito, y pueden ser tu mejor arma en un mercado en el que eres desconocido/lejano, así que déjate aconsejar por profesionales SEO y de la traducción.
Finalmente, y por encima de todo: debes crear espacios digitales relevantes para tu público objetivo, y por ello internacionalizar tu web es tratar de ser local a todos los niveles.
Artículo original publicado en el blog personal del autor; actualizado y revisado en fecha de publicación.